10 de mayo de 2018

EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

Reproduzco a continuación el texto elaborado por el Área de Movimiento Obrero del Espacio de Encuentro Comunista (EEC). La gravedad del ataque contra un amplio sector de trabajadores de las administraciones públicas me obliga a ello, sin añadir ninguna otra consideración por mi parte. 


EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.
Área de Movimiento Obrero del ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA (EEC)
En septiembre de 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dicta una sentencia que reconoce que los trabajadores temporales interinos tienen derecho a indemnización en caso de extinción de contrato al igual que los trabajadores del sector privado.

La llama la encendió una extrabajadora interina del Ministerio de Defensa que denunció la exigencia de una indemnización por despido objetivo como el resto de trabajadores. El caso de esta trabajadora no es el único. Hay más de 700.000 trabajadores en esta situación, un tercio de ellos con una antigüedad superior a seis años.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido con esta sentencia que los diferentes gobiernos estatales y autonómicos han estado durante años contratando en fraude de ley, encadenando nombramientos, contratos o relaciones laborales de duración determinada, que en realidad son de carácter estructural y permanente, incumpliendo lo establecido en la directiva 99/70/CE sobre trabajo de duración determinada. No se han convocado las plazas en el plazo que la ley lo exigía, por lo que ha dado lugar a un aumento de los trabajadores temporales frente a los fijos. Entre 700.000 y 900.000 trabajadores temporales están contratados en fraude de ley.

Por ello, dicho tribunal insta a que la ley española incluya más elementos disuasorios para evitar esta temporalidad, y expresa que los funcionarios interinos que encadenen fraudulentamente este tipo de contratos podrán ser considerados trabajadores indefinidos no fijos. La sentencia señala que la condición de indefinido no fijo es una condición aplicable al personal funcionario y estatutario víctima de un fraude en su contratación por las Administraciones Públicas, sin que ello suponga el reconocimiento de una categoría nueva para este personal. También declara que el personal estatutario y funcionario que ocupa una plaza vacante durante más de tres años, incumpliendo el art. 70 del EBEP (Estatuto Básico del Empleado Público), está en situación de “fraude de ley” y puede ser declarado indefinido.

La sentencia señala así mismo que el fraude debe ser sancionadocon una multa de 100 millones de euros- para que se cumpla el mandato de la Directiva 99/70 de la UE, reconociendo a los funcionarios y estatutarios declarados indefinidos una indemnización de 20 días por año trabajado desde 2012, y de un máximo de 35 días en el caso de los trabajadores cuya relación contractual con la administración fuera anterior al 2012.

Las consecuencias económicas para la administración de esta sentencia son incalculables. De ahí las muchas objeciones que se pusieron para adaptar la directiva europea a la legislación española, ante una previsible avalancha de demandas por despido de trabajadores temporales de la administración.
La tasa de temporalidad de la administración se encuentra entre el 20% y el 40% que varía según los sectores. Esta alta tasa de interinidad genera la necesidad de regularización. De ahí el Acuerdo de Mejora de Empleo Público de 29 de marzo -actualmente recurrido- firmado por el gobierno y los sindicatos de concertación (UGT, CCOO y CSIF). Estos últimos sin consultar a sus bases, como de costumbre en decisiones de gran envergadura para los trabajadores, al amparo del artículo 19 de los PGE (Presupuestos Generales del Estado) de 2017, pretenden convocar todas las plazas que hayan estado ocupadas durante 3 años por personal temporal; es decir, plazas en situación irregular, por lo que no se reconoce el fraude de ley

Pero las trampas del Gobierno español no acaban ahí:
  • Por un lado, el gobierno y los principales sindicatos firmaron el acuerdo de estabilización de empleo, en el que el gobierno se compromete a convocar 250.000 plazas ocupadas interinos para convertirlas en fijas con personal más barato al que no hay que pagar antigüedad.
  • Por el otro, el gobierno hace presión en Europa para que el criterio de la nueva abogada general de la UE, que no reconoce el derecho a indemnización de interinos, salga adelante, dando el pistoletazo de salida para poner en marcha el mayor ERE de la historia de nuestro país y probablemente de la UE.
Con este plan de estabilización, lo que se pretende es despedir entre 700.000 y 900.000 interinos de todas las administraciones (estatal, autonómicas, locales...) muchos de ellos con más de 20 años en la administración, años que han estado a la espera de la convocatoria de su plaza, que nunca salía con la excusa de la crisis, y que ahora se pueden ver despedidos de forma fulminante y gratis, si al final se revoca la sentencia que reconoce el derecho a indemnización de los interinos en el caso de cese.

El plan de estabilización firmado entre gobierno y sindicatos de concertación esconde el mayor ERE encubierto de la historia de este país, superando los ya conocidos de Seat y Telefónica con 10.000 afectados en cada caso.

El impacto de este ERE va a tener consecuencias no vistas antes, no solo por cantidad de trabajadores que se va a ir a la calle gratis después de trabajar muchos años en la administración, sino que también se verán afectados los servicios públicos. Históricamente, en la administración la plantilla de trabajadores ha sido escasa, pero si echa a la calle a cerca de un millón de trabajadores, un tercio de todos los empleados públicos de este país, a lo que se le añade la amortización de plazas fijas por jubilación, abre dos vías que le vienen de perlas al gran Capital. Por un lado, el compromiso del estado español con la UE de reducir el Estado a la mínima expresión, para que la carga del pago de salarios a empleados públicos a través de los PGE no afecte por la vía del gasto a las rentas del capital, lo que generaría un gran ahorro a los más tienen, fundamentalmente empresas. Por otro lado, con la reducción por el Estado de la plantilla de la administración, los servicios de gestión y titularidad pública no estarían garantizados, lo que abriría la puerta a la gestión de esos mismos servicios desde el ámbito privado.

Para el Espacio de Encuentro Comunista (EEC), las exigencias que debemos plantear en relación a esta cuestión desde una posición de clase son claras:
  • En primer lugar, la defensa de todos los puestos de trabajo ahora amenazados en el conjunto de las administraciones públicas (estatal, autonómicas y locales) de los empleados temporales interinos. La defensa de estos puestos no solo tiene la importancia del mantenimiento del puesto de trabajo de los afectados, sino que también supone defender la estabilidad de los puestos de los empleos futuros en la administración. No debemos caer en la trampa de creer que lograr mañana un puesto en una administración, que continuará con la precariedad y el interinato en el empleo nos garantiza nada. La estrategia del Estado capitalista no será nunca la de garantizar el empleo estable entre sus empleados sino la de ir adelgazando la administración pública con el fin de que los servicios de titularidad y gestión pública que ahora desempeña su personal se conviertan en el futuro en un suculento negocio para el sector privado. Defender que los puestos en fraude de ley se conviertan en empleos fijos y consolidados hoy, es defender que lo sigan siendo mañana en futuras convocatorias de empleo público.
  • En segundo lugar, la exigencia de que el Gobierno español cumpla con la sentencia de Septiembre de 2016 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en todas sus consideraciones.
  • En tercer lugar, la exigencia del reconocimiento de oficio por parte de la Administración del fraude de ley para todos los empleados públicos temporales, ya sean funcionarios, laborales o estatutarios.
  • En cuarto lugar, la exigencia de la suspensión inmediata de ofertas de empleo público y convocatoria de oposiciones que “incluyan plazas de estabilización”, hasta que las plazas que ocupan los trabajadores y trabajadoras que se encuentran en fraude de ley no se regularicen.
  • En quinto lugar, la exigencia de la articulación de los mecanismos legales que permitan habilitar procesos de concurso de méritos abierto basado en el cómputo de la antigüedad como único criterio objetivo de valoración. Toda medida que no conlleve la consolidación del 100% de las personas afectadas -entre 700.000 y 900.000 trabajadores y trabajadoras- no será aceptada.
No es solo a un gran número de empleados públicos a los que se va a golpear con este ERE encubierto. Es a toda la clase trabajadora en su conjunto. Al adelgazar la administración se ataca al concepto de “salario indirecto” (el de los servicios públicos) de los trabajadores, dado que el funcionamiento de aquella con menor personal redundará en un empeoramiento de dichos servicios públicos, como ya se ha visto en sectores como la sanidad o la enseñanza, por citar solo dos ejemplos.
Igualmente, con este ERE encubierto se está atacando a nuestro “salario diferido” (las pensiones). Todos aquellos empleados públicos que pasen a engrosar las listas del paro verán disminuidos sus períodos de cotización para el cálculo de sus pensiones.

Ello nos lleva desde el EEC a plantear que la lucha por el mantenimiento de todos los puestos de trabajo de los empleados públicos que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo no solo les concierne a ellos sino a toda la clase trabajadora en su conjunto.

Es necesario organizar esta lucha, ligarla solidariamente en un frente común con otros trabajadores de los sectores privados que ven amenazados sus empleos y con la pelea de los jubilados en defensa de sus pensiones, organizarse como clase para dar la batalla desde la clase, que el sindicalismo combativo y que las organizaciones políticas que se dicen de clase se impliquen en ella decidida y resueltamente, impidiendo que el “sindicalismo de pacto social”, así como los partidos reformistas, puedan pactar a espaldas de los trabajadores para rebajar los objetivos de esta lucha y consumar una nueva traición a cambio de nuevos favores para sus burocracias.


No os lamentéis, organizaos. Nos va la vida en ello.

25 de abril de 2018

CUANDO HABLAR DE UN MÁSTER SIRVE PARA TAPAR LA PRIVATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA


Por Marat

Seguramente estaré iniciando otro de esos artículos míos que pasan sin pena ni gloria.

En primer lugar por ser extemporáneo. Hablar de másteres, salvo que sea para ofrecer los de las universidades privadas, llega tarde. Tras un mes de escándalo, el tema ha durado hasta hoy miércoles 25 de Abril solo porque la afectada se negaba a dimitir, cosa que acaba de hacer, pero ocarece ya del menor interés periodístico. En bares y tontódromos (redes sociales) mañana se estará a otra cosa, la que dicten los medios del capital en cada ocasión.

En segundo lugar porque cualquier texto que invite al análisis, y no al morbo de ingestión y digestión inmediatas, tiene menos futuro que un submarino descapotable. Dedicar tiempo a la reflexión es de otras épocas y clases ociosas que podían echar toda una mañana o una tarde en leer la prensa. Dedicarlo al fútbol, los videojuegos, la tele o a dar vueltas por Internet es una necesidad imperiosa y no ocupa tiempo ni lugar.

Hace unas dos semanas, hablando con un joven profesor de primaria, muy inteligente y comprometido a su manera con la transformación social y la igualdad, le plantee mi intuición (no era otra cosa) sobre si el asunto del máster de Cifuentes no tendría un objetivo de fondo mucho más grave: el descrédito de la enseñanza pública. No supo qué responderme.

Si no hubiera sido por una conversación posterior con un amigo muy querido y camarada del Espacio del Encuentro Comunista (EEC) mi intuición se habría agotado ahí, sin dar una segunda vuelta sobre los intereses que se estaban moviendo tras las bambalinas políticas. A él debo este artículo.

En cualquier caso, y antes de que ustedes terminen de aburrirse definitivamente y abandonen la lectura del texto, plantearé la cuestión central de este artículo de modo directo: la pillada de Cifuentes es el modo último que ha empleado el capital para asestar otro gran golpe al crédito de la enseñanza pública y a ello han jugado tanto los poderes económicos y los sectores de la derecha (Ciudadanos) interesados en el desplazamiento de lo público hacia lo privado como los de izquierda (los progres), ávidamente interesados en sustituir a las élites políticas del momento.

El capital y su brazo político son conscientes de su necesidad de rentabililizar lo que antes se sostenía sobre otros presupuestos: estabilidad y consenso social con el sistema económico y político, redistribución y ficción de movilidad social mediante el salario indirecto (los servicios públicos), apariencia de igualdad, etc.

Hoy el capitalismo tiene serios problemas para encontrar en la producción industrial la acumulación de capital que necesita para reproducirse. El proceso de desmonte del Estado del Bienestar le brinda la ocasión de convertir su crisis en oportunidad.

Si el Tratado de Maastrich, en sus criterios de convergencia, consagraba la lucha contra el déficit público mediante el objetivo de rebajarlo a menos del 3%, lo que representaba recortes sociales evidentes y abría nuevos pasos a la privatización, el Plan o Proceso de Bolonia consagraba la “colaboración público-privada” en la enseñanza pública. Hablando en plata, la entrada del capital privado en la enseñanza pública.

La URJC (Universidad Rey Juan Carlos) es una de las avanzadillas de ese modelo educativo. Los convenios de colaboración en la formación de cuadros dirigentes, en la política, las administraciones públicas y en las empresas   han sido la tónica habitual en la concesión de estos estudios postgrado. Los medios del capital han preferido no hablar  apenas de las connivencias público-privadas.

Lo que la URJC representa como ejemplo concreto de penetración de la “iniciativa privada” (capital privado, para entendernos)  en la educación pública, lo encarna la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), compuesta por 50 universidades públicas y 26 privadas.

Ni la URJC (ligada al PP), ni la CRUE (creada en el último período PSOE de Felipe González) pueden hacerse el harakiri de una autocrítica sobre sus procedimientos, más que dudosos, respecto a la manera en la que han corrompido la valoración de sus estudiantes a partir de la fabricación masiva de títulos. La transición desde el prestigio de la universidad pública hacia su descrédito requiere de cierta cautela y "savoir faire". No se puede ir demasiado a lo loco y poner en evidencia la manera en la que se intentan cargar la enseñanza pública superior. Todavía queda cierta masa crítica, cierto que incapaz de denunciar este proceso dentro del ruido mediático iniciado por un medio progre (El Diario), que no habla de estas cosas, y seguido por todos los demás interesados en el mismo objetivo.

Mientras tanto les sugiero que se interesen por cómo en determinados ámbitos privados, y les aseguro que proliferan, se están ofreciendo titulaciones de máster, sobre todo en MBA, asunto tan buscado no solo entre candidatos a nuevos tiburones económicos sino también por los políticos al alza, con el fin de prestigiarse.

Se da el caso de que dichas titulaciones en universidades privadas se ofrecen incluso online, sin ir a la clase ¡Qué casualidad!, como en el caso de Cristina Cifuentes, que tampoco apareció por las aulas.

En un mundo dominado por el fetichismo de la mercancía del título universitario, luego que la diferencia entre diplomado y licenciado se borró con el invento del grado, tras la superinflación de titulaciones superiores porque la Formación Profesional era para tontos, a pesar de su alta cualificación y mejores salidas laborales, sólo el máster podía ser el salto superior a la carrera universitaria. Y así andamos. No aprendemos.

A los hijos de la clase trabajadora nos van poniendo nuevos escalones que nos distancien en la pirámide social, sin que nos planteemos si el objetivo de nuestras vidas debe pasar por desclasarnos y competir en un mundo en el que el asalariado siempre irá a la baja, y más si viene de la universidad pública, porque se trata de desprestigiarla. Si nuestra clase de origen no nos permite saltar los nuevos obstáculos que nos crean las dominantes ante la inflación de títulos y el exceso de demanda del candidato a un puesto de trabajo, tanto peor para nosotros.

Si ustedes permiten que deje algunas reflexiones finales, aportaré las siguientes. Espero que les sean útiles:
  • El momento de cada generación viene determinado por lo que ésta considera sus urgencias. Las de quienes creen que en el tiempo histórico que les ha tocado vivir se les imponen, por ejemplo. Hace solo 20 años que se aprobó el Plan o Proceso de Bolonia, del que ahora vemos algunos de sus frutos en la enseñanza superior. A los universitarios actuales ni siquiera parece sonarles o importarles lo que esta ley significa aún hoy. No se ha hablado de esto en relación al asunto Cifuentes. Lo que se está atacando, por encima de la imagen de una política poco respetable desde su pasado, es mucho más importante de lo que ella es y representa.
  • Nuestros progres políticos han decidido que lo que toca es utilizar el asunto de una política que no ha hecho un máster y tratar de sustituir a la élite gobernante sin plantearse que debieran denunciar el ataque a la enseñanza pública y defenderla.
  • El señor Escolar (El Diario), la señora Pardo de Vera y de Roures (Público) y el señor Maraña (Infolibre) nos someten al mismo entretenimiento político que El País, El Mundo, La Razón, y otras hierbas, al disfazar la lucha de clases, ejercida desde el capital, bajo un duelo de máscaras políticas.
Y ahora, si no abuso en exceso de su paciencia, les diré que si ustedes creen que el asunto es una cuestión de corrupción personal que se cambia con voluntad política, si ignoran que el Estado tiene naturaleza de clase, que quien gobierne aceptando las reglas "democráticas" hará lo mismo que sus antecesores, que estamos viviendo la lucha de clases más descarnada que podamos recordar y que el affaire Cifuentes es una cuestión política y no del único poder real (el del capital), están muy despistados.

Con o sin su permiso, les vuelvo a soltar mi rollo de siempre: el capital necesita obtener beneficio para su acumulación convirtiendo lo público en privado y desposeyéndonos de conquistas, que no son derechos porque no son naturales sino históricos, que debemos integrar los conflictos en la lucha de clases y adquirir una perspectiva de clase ante la realidad política y, por supuesto, que necesitamos organizarnos como clase. 

Mientras tanto pueden ustedes seguir tuiteando sobre la información de OK Diario (¿filtrado por el propio PP?) sobre la pillada de Cifuentes en 2011 robando cremas antiedad (¿regeneradoras?) en Eroski, cuando ya era diputada de la Asamblea de Madrid. Los árboles seguirán sin dejarles ver el bosque. Con sus risas continuarán sin reflexionar sobre lo que un máster fake esconde.